Capitulo 01
Londres 1818
- ¡Maldición! Por que rayos no
se mueve –lord Blackmoon, o Black como le decían se removió inquieto dentro del
carruaje.
-Algo
tiene que haber sucedido, quizás deberíamos ir a ver, tal ves podamos ayudar
–dijo con una sonrisa indolente Peter.
Su hermano pequeño y heredero al Ducado de
Blackmoon lo había arrastrado por todo Londres para conseguir un condenado par
de botas. Suspiro. Había salido esa mañana de su casa, pensando que pasaría una
tranquila mañana en White`s bebiendo una copa de oporto y discutiendo con los
demás Lores, las nuevas reformas en lo referente a Napoleón, pero cuando se
encontraba en la puerta Peter lo había cazado y le había rogado que lo
acompañara a comprar un par de botas. Después de una hora de recorrer medio
Londres estaban aquí atrapados entre un mar de carruajes y apunto de morir
sofocados.
-
maldición esta bien iré a ver que rayos sucede, tu quédate aquí. –dijo Black.
Suspirando
abrió la puerta del coche y con una maldición salio haber que pasaba.
-intenta
no hablar así –dijo Peter- tal vez sea alguna damisela en peligro.
-esperemos
que al menos sea guapa y no alguna bruja escupe fuego –dijo Black
irónicamente.- o peor… -digo fingiendo terror- ¡una debutante!
Riendo
se dirigió hacia el grupo de personas reunidas un poco mas adelante, murmullos
y frases de conversaciones escuchaba el duque, aunque aun así no entendía nada.
-
…. Una princesa. –dijo una dandi embobado.
-
… un ángel caído del cielo. -.dijo otro joven.
El
duque arqueando una ceja y con la curiosidad picada se abrió paso a través de
la gente.
-…
es una verdadera fiera.-dijo uno de los presentes.
-
… una mujer no debería armar semejante escándalo –dijo una gorda matrona- si mi
hija hiciera algo así me daría un verdadero ataque.
-
… pero quien se cree que es –dijo un caballero mayor de aspecto severo.- que
joven mas impertinente.
Cuando
el duque por fin pudo llegar a la primera fila observo como un oficial miraba
con ferocidad hacia el frente mientras tenia cogida a una niña tomada de un
brazo y por como lloraba la pequeña, debería dolerle mucho, el Duque frunciendo
el ceño se adelanto un paso para rescatar a la niña cuando una voz lo detuvo.
-
le he dicho que deje a esa niña – dijo una voz femenina.
Cuando
el Duque se giro a mirarla, sintió como si le hubiesen dado un puñetazo en el
estomago. Frente a él tenia a la joven más bella que había visto, tenía un
rostro en forma de corazón y unos brillantes rizos negros enmarcaban unos
labios llenos y rojos como la sangre, una nariz pequeña y aristocrática, y unos
magníficos ojos grises enmarcados por unas pestañas largas y espesas, y su
piel… su piel era blanca como la porcelana… y si no se equivocaba debería ser suave
como la seda.
-
y quien se cree usted para venir a mí a decirme lo que hago o no hago… solo es
una mujer –el oficial lanzo una carcajada burlona seguida por muchos mas.
La
hermosa joven entrecerró los ojos, su miraba habría hecho caer de rodillas al
mismísimo napoleón pidiendo clemencia por su vida sin duda.
-
yo –dijo irguiéndose mas y lanzándole una mirara de desden al soldado- soy lady
Ginny Phoenix, duquesa de Revier. Y le ordeno que suelte a esa niña. ¡AHORA!
El
soldado palideció, y un murmullo se extendió por entre los comensales que
presenciaban la disputa.
-yo…lo…siento
mucho Excelencia –el soldado soltó a la niña que corrió a refugiarse detrás de
lady Ginny.
Lady
Ginny Phoenix por fin había vuelto a Londres, pensó el duque.
-creo.
– Dijo el duque con frialdad- que su gracia necesita una disculpa.
El
soldado lo miro y de ser posible palideció aun mas, mientras tanto lady Ginny
lo miro con curiosidad, el duque arqueo una ceja interrogante y ella sonrío.
-le
pido mis mas sinceras disculpa – dijo el soldado- pero la niña me robo un reloj
de oro es por eso que la tenia retenida su gracia.
Lady
Ginny fijo su atención en el soldado.
-eso
no es excusa para abusar de una niña – dijo lady Ginny con frialdad, luego
dándose una vuelta miro a la niña y se agacho. – dime pequeña tienes el reloj,
si es así tendrás que entregármelo para devolvérselo al soldado –dijo
suavemente lady Ginny.
La
niña con una mirada llena de culpabilidad metió su sucia manita en el bolsillo
de su vestido raido y saco un reloj que le entrego a la duquesa.
-bien
–dijo lady Ginny – robar es malo pequeña y es un crimen que se paga con el
destierro incluso con la horca, a si que dime por que lo robaste y donde están
tus padres.
-están
muertos – respondió en un susurro la pequeña- y tengo mucha hambre, yo solo
quería comer algo yo… no quería robarlo. Los ojos de la niña se llenaron de
lágrimas.
La
duquesa miro un momento mas a la pequeña, luego emitiendo un suspiro se levanto
camino hacia el soldado y le entrego su reloj.
-espero
soldado que no vuelva a maltratar a ninguna persona otra ves –dijo lady Ginny-
ya puede retirarse.
El
soldado salio como una exhalación y desapareció.
-muchas
gracias –dijo lady Ginny dirigiéndose a el y extendiendo una mano enguantada
dijo- lady Ginny Phoenix un gusto milord…
-Blackmoon
–dijo automáticamente- Ethan Sinclair Wichbut, duque de Blackmoon, un placer
milady –dije cogiendo su mano y depositando un beso en sus nudillos.
Ella
sonrío, una sonrisa que quitaba el aliento, ella sonreía con sinceridad, cosa
rara en Londres.
-milord
gracias otra ves por su ayuda, fue usted muy amable. –dijo lady Ginny.
-realmente
usted se defiende muy bien milady, pero a sido un placer ayudarla.-dijo el
duque, de pronto se dio cuenta de que la gente los miraba, lady Ginny siguió su
mirada y frunció el ceño y toda la gente comenzó a dispersarse.
***
En
fin, pensó Ginny, su regreso a Londres había empezado de manera inesperada,
después de 5 años de vivir alejada de su hogar, por fin había vuelto y lo
primero que hacia era ponerse a discutir con un soldado con aires de grandeza,
su abuela se iba a molestar mucho eso era seguro, pero no podía dejar que un
soldado maltratada a una criatura que lo único que quería era comer algo, si
tan solo la dejaran ocupar su puesto en el parlamento podría hacer algo, pero
las mujeres no podían. Condenados hombres y sus reglas, para espiar era la
indicada, había tenido a Napoleón comiendo de su mano, reyes y príncipes caían
rendido a sus pies con solo una de sus sonrisas pero al parlamento eso no le
importaba, no claro que no para ellos solo era una mujer de rostro bello, de la
cual nadie podría sospechar jamás. Al fin y al cabo quien creería que ella era la rosa, la espía mas buscada, tanto en
Francia con en Inglaterra ya que nadie sabia para quien trabajaba realmente…
aunque ahora que lo pensaba, después de el último trabajo que hizo seria obvio
que todos se darían cuenta hacia donde se dirigía su lealtad. No pudo evitar
sonreir ante el recuerdo de esos tres lores
Siempre
había sido fiel a Inglaterra, aunque los franceses pensara que trabajaba para ellos,
crédulos franceses jamás se imaginaron que su “bella ángel” trabajaba en contra
de ellos, se pavoneaban pensando que tenia a una inglesa de su lado, napoleón
habría dado su mano derecha afirmando que era fiel a su causa, ja, que
arrogantes eran en verdad.
-se
encuentra bien querida –pregunto el duque.
Parpadeo
un tanto confundida por haber sido sacada de sus pensamientos, Dios que guapo
era.
-
o si muy bien gracias, solo pensaba que mi regreso a Londres ha sido un tanto…
problemático –lanzo una suave risita- mi abuela pedirá mi cabeza cuando se
entere.
Aunque
no me arrepiento, pensó recorriendo al duque con una mirada evaluativa, el era
realmente guapísimo de una manera… muy perversa, debía de medir un metro
ochenta tal ves un poco mas, tenia unos hombros anchos y musculosos, estomago
plano y estrechas caderas, y unos muslos firmes. Levanto la vista hacia su
rostro, y una lenta sonrisa seductora curvó sus delgados labios. Rayos la pillo
in fraganti, aunque claro esa no la
detuvo, era moreno, no como todos esos ingleses cenicientos. Tenia unos ojos
negros como el carbón, unas poblabas cejas, y una barbilla firme, el era la
envidia de cualquier dios griego sin duda.
-dígame
milady –sus vos sonó mas ronca- le gusta lo que ve.
-aceptable
– dijo con una sonrisa seductora
-solo
aceptable. –dijo poniéndose una mano en el corazón de manera dramática. –que
golpe mas certero me ha dado usted milady, la verdad es que estoy desolado.
-
le aseguro milord que no fue mi intención ofenderle –dijo dedicándole una sonrisa
irónica, las campanas de las doce sonaron en Londres – milord fue un placer
conocerlo pero ya me tengo que ir, además mi carruaje obstaculiza la calle,
espero verlo muy pronto milord.
-
estaré contando los minutos milady –dijo el duque.
Haciendo
una reverencia lady Ginny camino hacia su coche con la pequeña de la mano.
-
a Phoenix hause, Hubert -dijo al cochero.
-enseguida
excelencia –contesto el cochero, y chasqueando la lengua el carruaje se puso en
movimiento.
***
-
podrías por lo menos cerrar la boca, te podría entrar un mosca y ahogarte y la
verdad hermanito es que no tengo ningún interés en ser duque –dijo Peter detrás
de Black.
-no
tengo la boca abierta –dijo Black, cerrando la boca luego.
-claro
lo que tu digas, ahora… se puede saber ¿que es lo que miras? -pregunto Peter.
-
mi futuro Peter, eso es lo que miro… -dijo Black- ahora será mejor que no
vallamos, tengo que ir a White`s.
-mmm
lo que tu digas –dijo Peter siguiéndolo al coche.
<<Lady
Ginny… era la criatura más bella que he visto alguna vez>>
con solo mirarla
se había puesto duro como una roca, granito puro mas bien, tanto que resultaba
ser doloroso para ciertas partes de su cuerpo. Pensó removiéndose en el
asiento, al parecer esa temporada que prometía ser un desastre acababa de
ponerse interesante, o eso esperaba la verdad, ya que acababa de posponer su
viaje a Grecia.
-
he tomado una decisión Peter, me quedo esta temporada en Londres, tengo la
sensación de que la pasare muy bien. –dijo Black esbozando un sonrisa
maliciosa.
-
bueno pues, me alegro. La verdad es que me moriría de aburrimiento sin ti aquí.
Peter sonrío ajeno a los pensamientos de su hermano- la verdad es que tu eres
el único capaz de hacer escándalos peores que los míos.
El
carruaje se detuvo frente a Blackmoon house, Peter con una sonrisa bajo del
coche cerrando la puerta tras el.
-nos
vemos luego Ethan – grito Peter y entro a la casa.
-
a White`s –dijo Black golpeando con su bastón el techo del carruaje.
***
El
carruaje se detuvo suavemente afuera de los escalones de Phoenix house, un
lacayo bajo del pescante abrió la puerta y bajo los escalones, ayudando a Ginny
a descender del carruaje.
-muchas
gracias Tom –dijo Ginny al lacayo.
-de
nada milady –dijo Tom.
Deteniéndose
en los escalones que conducían a la entrada principal, Ginny contemplo su
hogar, después de 5 años no había cambiado mucho, de estilo isabelino, se
alzaba en gloria y esplendor, coronada por esculturas de aves fénix y tigres,
Phoenix house era una de las casas mas bellas de Londres. La puerta principal
se abrió.
-Ginny
donde andabas, estábamos preocupados por ti. – Camil bajo corriendo los
escalones.
-estoy
bien queridita no te preocupes –dijo Ginny.
Camil
de 16 años, tenía una belleza angelical, de cabello rubio, ojos azules y mejillas
rosadas era la perfecta dama inglesa, detrás de ella bajo Marcela, de 18 años,
la intelectual con sus ojos azules piel blanca, y pelo castaño, y la dulce Sahiara
de un año. Eran mis hermanas menores, y sobre mis hombros estaba su futuro,
después de la muerte de nuestra madre, al dar a luz a sahiara había pasado
hacer la nueva duquesa, y tutora de mis hermanas y hermanos, mi hermano mayor
Marques de Rochwert, estaba fuera del país por ordenes de su majestad, y Cris
de 18 años se encontraba en Oxford, por lo tanto por el momento me tocaba
cuidar de ellas sola… o casi sola, pensó mirando a la duquesa viuda descender
por las escaleras.
-se
puede saber donde te habías metido – dijo Lady Agatha, mi abuela.
Frunciendo
el ceño Ginny contesto.
-
se me presentó un pequeño problema de camino abuela – dijo Ginny, acercándose a
ella beso sus mejillas.
-
bueno ya veo cual fue el problema –dijo mirando detrás mío divertida.-
estuviste salvando duendecillos en el camino querida.
-
no soy un duendecillo señora, soy una niña –dijo la pequeña haciendo una
reverencia un tanto destartalada.
-
valla tiene carácter- dijo la duquesa viuda- y dime querida como te llamas.
-
Sophie – dijo la niña- aunque no se cual es mi apellido, en el asilo nunca me
lo dijeron.
-
un asilo, me imagino que te escapaste de ahí verdad –dijo Ginny-Bueno será
mejor que terminemos esta conversación adentro con te y pastelitos, tengo mucha
hambre y me imagino que Sophie también, allonz.
- si señora tengo mucha hambre –dijo Sophie
sonriendo con entusiasmo.
***
-y
como es. –pregunto Cromwell.
-es
verdad que su sonrisa opaca el brillo del sol. -Pregunto tomas.
Reprimiendo
un suspiro, Black bajo el London times, y miro los rostros de sus ansiosos
amigos.
-se
puede saber de que hablan – dijo inocentemente.
-
o vamos no te hagas el que no sabes, hablamos sobre lady Ginny – dijo tomas.
-
todo Londres sabe de tu encuentro en plena calle con ella, los que lo vieron
dicen que fue como un encuentro entre el bien y el mal. – dijo Cromwell.
-
déjenme adivinar, el mal soy yo. –Dijo irónicamente Black – si y si también, es
realmente bella, es… increíblemente bella. – dijo Black recordando su sonrisa.
Sus
amigos lo miraron con curiosidad.
-
¿que?, solo digo la verdad ella es muy bella, he inteligente, debe serlo si
tiene que portar un ducado por herencia. ¿Se han enterado de algo nuevo? -dijo
Black cambiando de tema, por algún motivo que no entendía no quería que
hablaran de lady Ginny.
-
bueno… -dijo tomas- pues yo supe que hace dos semanas encontraron a tres Lores
partidarios de napoleón, amarrados, y con una rosa en la boca de cada uno, ha y
casi desnudos. –tomas río.
-¿casi?
–pregunto el duque enarcando una ceja.
-
si casi –dijo Cromwell- al parecer a los tres Lores solos los cubría nuestra
amada bandera.
Los
tres amigos estallaron a carcajadas.
-
dios santo –dijo Black cuando pudo dejar de reír- como me habría gustado ver
eso.
-
al menos ya sabemos de que lado juega Le
rose –dijo tomas- hay que admitir que muchos estaban asustados por ella.
-
quien hubiese dicho que una mujer podría ser tan peligrosa –dijo Cromwell- la
verdad es que me encantaría conocerla.
-
yo creo que le rose es el sueño de
todo ingles –dijo tomas – o al menos de casi todos –dijo mirando a Black
significativamente.
Black
no podía dejar de pensar en lady Ginny, en su sonrisa en su cuerpo. Dios esa
mujer si que seria el sueño de todo ingles; su forma de caminar, de sonreír de
mirar, era una hechicera y Black estaba seguro de que lady Ginny lo había
hechizado.
-Blackmoon,
menos mal que lo encuentro, podríamos hablar un minuto por favor… a solas.-
dijo sir William.
O
no esto no es nada bueno.